martes, 9 de diciembre de 2008

MAL CAMINO LLEVAMOS


Prácticamente todos los días observo los ojos de algún maltratador y escucho esas palabras que no esconden sus miserias, palabras que no lloran sus proezas, que se ahogan, que buscan calar pieles baratas, que se sienten escocidos porque el callejón tiene puertas, etc. Unas palabras que aprendieron en un colegio de aire muerto donde los libros enseñaban a destrozar las vidas en pedazos. ¡Claro! la vida de los demás por supuesto.

Palabras sin tripas que reman sin remos, sin conciencia. No obstante, realmente pienso que son los ojos más que las palabras el autentico espejo del alma. Puedo decir que tras esos ojos en la mayoría de las ocasiones no existen más que emigrantes y agonizantes pensamientos que desvisten hasta los pingüinos. La compresión de la normalidad de pegar una guanta, una patada, una sinfonía de insulto, etc, etc, son las confirmaciones posteriores que demuestran que los ojos no mienten y es donde entonces se ve la calidad del problema. Te miran e intentan no apartar la mirada. Son educadores de las faldas, los que presumen -sabiéndolo- que en los roperos de casa guardan las espuelas. Son seres sin entrañas, sin alma.

La gran mayoría de ellos no son la gente que esperamos encontrar en esos grandes catálogos fotográficos de delincuentes. Son esos tipejos de personas que viven integrados en la sociedad, apoyados por un inmenso despliegue de buenas costumbres que pretenden tapar el agujero donde escudriñaríamos que son en realidad el látigo que muestra el camino de una esclavitud en casa. Un látigo que la sociedad debe hacer visible ya que destrozan las vidas, bueno, destrozan media vida ya que nunca es tarde para decir basta, olvidarse de los recuerdos en blanco y negro, en color, etc. Siempre existe un futuro donde nadie moje las flores del florero

Es lo que tenemos. Hace unos días se celebro un congreso de periodismo en Valencia y a pesar de que las ventanas siguen abierta seguimos atrapados como un trapo sucio, distrayéndonos entre las imágenes de algunos programas que siguen alimentando las culebras. Es verdad que es mucho más lo que sobra que lo que falta pero mientras existan norias de agua fría y norias de agua caliente seguiremos atrapados en la cama prostituida, no tan solo de los que venden sus pies y su alma manchada, sino de los que esparcen una violencia sutil por todos los rincones, vendida con cara amable pero…….violencia. Como decía Neruda “me gustas cuando callas”

Nunca debemos dar excusa a los cobardes, a esos que se corren siempre tarde cuando ven el cinturón. Las puertas siguen aún viejas y atadas con candados pero debemos seguir intentando desatar los silencios. Que los que se sientan solos sean los que abusan, los que matan, los que le jalean. Que se sientan menos que nadie. Es precisamente segar los nadie lo que debemos, aislarlos en un reloj y que vean solos pasar el tiempo.

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