lunes, 25 de febrero de 2008

No encontramos el tiempo...


No encontramos el tiempo… deberíamos estar cortándoles las sogas que les atan a sus agresores pero me estoy dando cuenta que los cuchillos últimamente están perdiendo sus oficios. Quizás estamos gritando pero no estamos derribando las puertas que sujetan el silencio.

Creo que les faltan abrazos, no los materiales, los que son fáciles de dar sino los abrazos que aún carece la Ley, esos abrazos que no curan las cicatrices pero que si entiende de confidencias, de problemas… de silencios. Cuando la Ley, cuando nosotros conozcamos la geografía de sus cadenas comprenderemos de verdad que debemos seguir gritando pero que también debemos hablarles al oído, convencerles que callar es la llaga más profunda de sus heridas, posiblemente la letra de ese guión estelar que permite al agresor, al cobarde, al canalla mantener el suspense de su película de terror.

Cuando los almanaques no derriban las puertas de la salida, cuando los ascensores no llegan a todos los rincones, es que el silencio se ha convertido en el complot perfecto de los canallas para llenar de agujeros todos los caminos donde ellas puedan dar pasos con los tacones del alma, pasos en libertad, pasos de vida... El silencio conduce a una vida anulada, una vida sometida, una vida sin vida y eso… les interesa a ellos

No encontramos el tiempo pero no lo hemos perdido. Debemos seguir hilvanando salidas para que ellas consigan atravesar los espejos, consigan llegar y vean que ….después de la lluvia siempre escampa

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